Eslovaquia abatirá 350 osos pardos, tantos como todos los que hay en España, tras un ataque mortal a un hombre
En la cornisa Cantábrica se aplican programas para evitar que los osos problemáticos se habitúen a la presencia de humanos, evitando el riesgo

Eslovaquia ha declarado el estado de emergencia en todo el territorio tras un ataque hace unos días de un oso pardo a un hombre de 59 años, que acabó falleciendo en la región de Detva, en el centro del país. Tras el incidente, el Gobierno ha dado el visto bueno para abatir hasta 350 osos pardos, un número muy similar al total de osos que hay en España —hay unos 370 ejemplares entre la cornisa Cantábrica y los Pirineos— y alrededor de un cuarto de los existentes en el país centroeuropeo (entre 1.200 y 1.3000, según distintas fuentes).
En España no suele haber ataques de plantígrados porque las Administraciones aplican programas para evitar que los osos se habitúen a la presencia de humanos, evitando el riesgo. Según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica español, el único caso registrado de interacción de un oso con una persona en los últimos 10 años con resultado de contacto físico ocurrió en 2021, en el concejo asturiano de Cangas de Narcea. Entonces, una mujer de 75 años se encontró fortuitamente con un oso, que le causó heridas en cara y brazos. No ha habido más incidentes similares en más de una década.

En la cordillera cantábrica la población estimada de osos pardos ha pasado de 324 ejemplares (2017-19) a 370 (2020)
Área de distribución del oso pardo
(cuadrículas de 10 x 10 km)
ASTURIAS
CANTABRIA
LUGO
PALENCIA
LEÓN
OURENSE
Fuente: Fundación Oso Pardo y comunidades.
EL PAÍS

En la cordillera cantábrica la población estimada de osos pardos ha pasado de 324 ejemplares (2017-19) a 370 (2020)
Área de distribución del oso pardo
(cuadrículas de 10 x 10 km)
ASTURIAS
CANTABRIA
LUGO
PALENCIA
LEÓN
OURENSE
Fuente: Fundación Oso Pardo y comunidades.
EL PAÍS

En la cordillera cantábrica la población estimada de osos pardos ha pasado de 324 ejemplares (2017-19) a 370 (2020)
Área de distribución del oso pardo (cuadrículas de 10 x 10 km)
ASTURIAS
CANTABRIA
LUGO
PALENCIA
LEÓN
OURENSE
Fuente: Fundación Oso Pardo y comunidades autónomas.
EL PAÍS
En Eslovaquia, en cambio, ha cundido el alarmismo tras varios incidentes, informa la BBC. En marzo del año pasado, una mujer cayó por un barranco y murió tras ser perseguida por un ejemplar. Mientras, en octubre un plantígrado atacó y mató a otra persona en Liptovský Mikuláš, al norte del país. El último incidente mortal ocurrió el pasado sábado en Detva. También se han producido heridos y la presencia de esos animales ha mantenido a numerosas poblaciones en vilo.
“No podemos vivir en un país donde la gente tenga miedo de adentrarse en los bosques y donde los seres humanos se conviertan en alimento para los osos. La intensidad de los ataques de osos está aumentando mucho, y estamos en un periodo en el que deberían estar hibernando”, señaló este jueves el primer ministro eslovaco, Robert Fico, tras el Consejo de Ministros en el que se aprobó la caza de ejemplares.
“Eslovaquia abordará el abatimiento preventivo en zonas, como es el caso en Rumania. En 2020 se registraron alrededor de 650 encuentros con osos, mientras que el año pasado ya fueron 1.900. El aumento es claro y el número de estos encuentros crece cada año”, afirmó el ministro de Medio Ambiente, Tomáš Taraba. En cuanto a los ataques a personas, son 108 los registrados en los últimos 25 años en el país centroeuropeo, según los datos oficiales. La cifra de animales sacrificados desde el año 2000 se eleva a 604 individuos, siendo el 2024 el año récord: 94 abatidos a disparos y 50 muertos como consecuencia de accidentes de tráfico, envenenamiento, caza furtiva o agresiones intraespecies, según datos del mismo ministerio eslovaco.
El país centroeuropeo planea matar a 350 ejemplares, reduciendo la población de osos pardos a menos de 1.150 individuos, una cifra estimada por expertos con datos de hace seis años. El Ejecutivo eslovaco eleva la cifra a los 1.300. Taraba estima que una población total de 800 animales es suficiente para que esta especie sea viable. La situación de emergencia declarada por el Gobierno centroeuropeo requiere la retirada de todos los cebos, mientras que la liquidación de los animales solo podrán hacerla equipos de emergencia y no cazadores.
Greenpeace Eslovaquia y otras organizaciones ambientalistas y conservacionistas han criticado con dureza la decisión del gobierno de priorizar la matanza de osos pardos, señalando que ignora la evidencia científica y pone en riesgo la conservación de la biodiversidad. Estas ONG sostienen que los conflictos con estos animales suelen originarse por la gestión inadecuada de residuos y alimentos, y que existen métodos no letales y eficaces para prevenir incidentes.
Un animal amenazado en España
En España, los osos pardos se encontraban en peligro crítico de extinción en los años 80, con unos 60 o 70 ejemplares en dos regiones dispersas (la cornisa Cantábrica y los Pirineos). Un ambicioso programa de recuperación ha conseguido que, en cuatro décadas, los animales hayan aumentado hasta los 370 animales. La caza de esta especie está absolutamente prohibida y, aunque en ocasiones se producen muertes —hace una semana encontraron los restos de uno en Somiedo (Asturias)—, dispararles no está sobre la mesa.
Apartado el peligro crítico, el riesgo es que algunos animales se acerquen a los pueblos y se habitúen a los humanos, causando incidentes o situaciones de peligro. Para evitarlo, Asturias ha puesto en marcha un programa para controlar a los osos que denomina problemáticos, es decir, aquellos que se acercan demasiado a contenedores o casas porque es donde más fácilmente pueden conseguir alimentos.

Cuando se estima que un oso tiene estos comportamientos, se instala allí una trampa cilíndrica con comida, para lograr que el oso entre. Entonces lo duermen, se le toman muestras de sangre y pelo para ver su estado de salud, y le colocan un collar con GPS que ayuda a entender sus movimientos. Ahí empieza la segunda parte, que se denomina “aversión condicionada”: se siguen sus movimientos y, cuando se acerca a una fuente de comida en un pueblo, se avisa a los guardas para que estén preparados. En el momento en que empieza a comer, le disparan balas de caucho —que no son letales— para que el animal asocie ambas sensaciones y no vuelva a hacerlo. Así se evitan muchos encontronazos entre osos y personas, así como situaciones de peligro.
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